Han pasado ya unos 5 años desde que nuestra hija Rebeca regresó de su año escolar en los Estados Unidos. Un gran año que pudo disfrutar como estudiante y que a lo largo de este tiempo sigue dando frutos y ayudándole a crecer como persona en muchos ámbitos de su vida. En este artículo os cuento cómo fue la experiencia desde nuestro punto de vista de padres y cómo vivimos su año escolar en Minnesota desde España.
Año escolar en USA, la experiencia como padres.
La experiencia de ese año fue muy intensa. Tuvimos que ser muy generosos desprendiéndonos de ella y confiar plenamente en nuestra hija y su familia adoptiva. Aunque disfrutamos con ella de sus alegrías y sus éxitos, también tuvimos saber adaptarnos a estar sin ella durante 9 meses siguiendo en todo momento las recomendaciones de nuestra agencia. Si quieres que las cosas funcionen, tienes que confiar para que la experiencia de tu hijo sea un éxito.
El esfuerzo de limitar las comunicaciones
Como nos recomendaron en ICES, la comunicación con Rebeca fue limitada, especialmente en los primeros meses. Nos esforzamos mucho en cumplir los consejos, sabiendo que aunque nos costara, iba en beneficio de su adaptación.
Limitar las comunicaciones tiene varios objetivos, el primero, no entorpecer la integración en la familia de acogida y en la escuela. Es importante evitar el constante ir y venir entre el mundo que dejó atrás y el nuevo por descubrir y en el que el joven debe integrarse. Esta integración, especialmente lingüística, es difícil, sobre todo en los primeros meses, y la máxima inmersión es la mejor forma de conseguirlo.
La segunda razón es evitar el riesgo de crear melancolía y tristeza en los jóvenes. Cuantas menos ocasiones tenga de pensar en lo que han dejado, menos probable es que lo echen de menos.
La tercera razón es ayudarle en su inmersión total con el inglés. Evitar los vínculos con las redes sociales, el acceso a películas en español, y excesivo contacto con familiares y amigos no iban a ayudarle… Sabíamos que con internet habría muchas tentaciones. Nuestra hija, también tuvo que hacer un gran esfuerzo para «poner en standby» sus lazos con España y sumergirse completamente en su nueva vida americana.
Aprender a delegar
Durante ese año aprendimos a delegar y confiar en la host family, nuestro papel era de meros espectadores, una sensación difícil de vivir como padres. Saber que era por el bien de nuestra hija, nos daba la energía para llevarlo a cabo. Sabíamos que queríamos para ella una experiencia americana de inmersión total y no podíamos saboteárselo, teníamos que dejar que su experiencia se desarrollara libre.
Cuando surgía cualquier percance normal de la vida diaria, sabíamos que ya no iba a ser nuestro papel el de ayudar en la resolución del conflicto, Rebeca tendría que utilizar sus propios recursos y apoyarse en su nueva familia para encontrar las soluciones. Sabíamos que para cuestiones importantes tendríamos el apoyo no solo de la familia sino también del coordinador local y de la propia agencia ICES.
Ser consciente que estás mandando a un adolescente
Todos los padres tendemos a pensar que hemos enviado a un hijo bien educado y que le has dado todos los consejos necesarios para que se comporte adecuadamente. Y seguramente así será, en las primeras semanas, durante la adaptación los hijos son capaces de contener sus comportamientos adolescentes como los cambios de humor, frustraciones, etc. Pero a medida que pase el tiempo y se vaya adaptando a la familia, se relajará y dejará aflorar su adolescencia. Las discusiones que tenía en casa pueden darse en la host family.
Esto es algo que no habíamos pensado y nos dimos cuenta de ello pasado el tiempo. Ante cualquier «desacuerdo», entendíamos a nuestra hija, pero también nos poníamos en la piel de esos nuevos padres y veíamos las cosas desde los dos puntos de vista. Aprendimos a valorar todavía más todo el esfuerzo que esa familia estaba haciendo. Sabíamos que estaban compartiendo todo lo bueno de nuestra hija, pero sin duda también sus malos momentos de adolescente y todo con una generosidad infinita.
Preparar la vuelta a casa
ICES nos había informado de la importancia de «prepararse» para la vuelta. Durante un año nuestra hija había evolucionado y vivido experiencias lejos de nosotros. El regreso a la vida normal necesitaría de unos tiempos de encuentro y de adaptación, volver a las normas y al ritmo de la casa. Cosas a veces sencillas pero importantes de retomar. Por ejemplo Rebeca tuvo que volver a aprender que en casa comemos a unas horas regladas y juntos, que el móvil en casa no se usa en la mesa, etc. La sensación de autonomía con la que vuelven, muchas veces exige cierta «autoridad» por nuestra parte, para que vuelvan a respetar las normas.
Otro punto importante es devolver a tu hijo a un ambiente normal con sus hermanos. Durante ese año, aunque tu hijo está ausente, es el centro de atención de tus preocupaciones y le coloca «en una posición preferente» frente a sus hermanos. Un trabajo importante como padres, es recuperar en casa la normalidad y permitir que cada uno encuentre su lugar.
Ayudar a tu hijo a recuperar el ritmo de estudio español
La fase de adaptación al regreso a la vida escolar en España es importante. La vuelta requirió un esfuerzo, ya que el sistema de estudio americano es diferente y más relajado que en España.
Rebeca tuvo que volver a acostumbrarse a más horas de estudio y menos trabajos prácticos. No obstante las capacidades adquiridas con el método de estudio americano (trabajo en equipo, investigación, aplicaciones reales,…) le ayudó a tener más recursos para afrontar la vida como estudiante en España.
Una vez adaptada, y tiempo más tarde, gracias a la excelente media obtenida durante su bachillerato en USA, y sus notas en la PAU, pudo conseguir plaza en la Universidad pública que quería. A partir de entonces, tal como aprendió de sus compañeros norteamericanos, ha compatibilizado con naturalidad sus estudios con un trabajo a tiempo parcial que consiguió gracias a su gran nivel de inglés.
Debo decir, cinco años después, que enviar a nuestra hija a Estados Unidos fue una gran decisión. Rebeca, además de saber desenvolverse con gran habilidad en distintas situaciones, volvió totalmente bilingüe. Puede hablar en inglés prácticamente sin esfuerzo, esto le ha ayudado mucho tanto en sus estudios como en su vida laboral.
Sólo la inmersión de un año en Estados Unidos y nuestro propio esfuerzo y sacrificio como padres pudo permitirlo. No hay nada mágico: si tu hijo no se sumerge del todo en su país de adopción y sigue manteniendo demasiados lazos con sus amigos y raíces españolas, no aprovechará al 100 % su experiencia americana.
Eva, madre de Rebeca, estudiante de año escolar en USA.
¿Quieres que tu hijo estudie en Estados Unidos un año escolar?. Contacta con nosotros y te informaremos. Somos especialistas en año escolar en USA.